Esto no significa que sea un hecho que ningún texano buscará el sillón presidencial. Algunos todavía puede que lo anuncien. Tal es el caso del gobernador republicano Greg Abbott, quien tomaría una decisión hacia el Memorial Day.
Es muy temprano todavía, pero las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos podrían tener una tónica no vista en los últimos 50 años: ningún aspirante de Texas.
Un ‘toque’ característico que se evidenció recientemente detrás de las puertas de un evento de donantes republicanos a las afueras de la capital de Texas, Austin, en el que estuvieron figuras del partido como el exvicepresidente Mike Pence y la exgobernadora de Carolina del Sur Nikki Haley, quien anunció ya su aspiración presidencial.
Esto no significa que sea un hecho que ningún texano buscará el sillón presidencial. Algunos todavía puede que lo anuncien. Tal es el caso del gobernador republicano Greg Abbott, quien tomaría una decisión hacia el Memorial Day. El senador republicano Ted Cruz, quien aspiró en 2016, dijo que está enfocado en ser reelegido el próximo año. Y Will Hurd, un exagente de la CIA y excongresista de San Antonio, está considerando entrar en carrera, según asesores.
Si ninguno de ellos finalmente se decide a intentar llegar a la Casa Blanca en este ciclo electoral sería la primera vez desde 1972 sin al menos un candidato que haya alcanzado relevancia política en Texas o que haya vivido en ese estado mientras aspira al cargo. Para encontrar el último ciclo presidencial en el que no hubo aspirantes texanos de peso hay que echar hacia atrás hasta 1952, cuatro años antes de que Lyndon B. Johnson hiciera su primer intento presidencial.
“Los votantes claramente apoyaron algunas enmiendas constitucionales en esos días: ‘Si eres gobernador de Texas, debes considerar buscar la presidencia'”, bromeó Dave Carney, el principal estratega de Abbott y un asesor clave de Rick Perry cuando él intentó alcanzar el cargo. “Y muchos de ellos lo han tratado, para bien o para mal”, agregó.