El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha salido al paso de las críticas que rodearon la apuesta del país por el Bitcoin como moneda legal, destacando una ganancia potencial superior al 40% debido al reciente aumento en el valor de mercado de la criptomoneda. Bukele señaló que, a pesar de las numerosas críticas y artículos negativos publicados cuando el precio del Bitcoin estaba bajo, ahora que ha experimentado una significativa recuperación, los críticos se mantienen en silencio.

La decisión de El Salvador de adoptar el Bitcoin como moneda de curso legal generó un amplio debate internacional, con opiniones divididas sobre las implicaciones económicas y financieras de tal movimiento. Sin embargo, Bukele subrayó que la principal fuente de Bitcoin del país proviene ahora de su programa de ciudadanía, lo que sugiere una estrategia diversificada más allá de las simples compras en el mercado.

A pesar de la posibilidad de obtener una ganancia considerable vendiendo parte de su reserva de Bitcoin, el mandatario salvadoreño afirmó que el país no tiene intención de vender, reforzando la idea de que “1 BTC = 1 BTC”, independientemente de las fluctuaciones del mercado. Este enfoque resalta la visión a largo plazo de El Salvador respecto al Bitcoin, considerándolo más que una simple inversión especulativa.

El presidente Bukele también aprovechó la ocasión para criticar a los medios de comunicación y expertos que, según él, han difundido información negativa o inexacta sobre la estrategia de Bitcoin del país. Su llamado a recordar el cambio de narrativa y el silencio de los críticos subraya una defensa vehemente de las políticas económicas de su gobierno y de la innovación en el uso de criptomonedas.

La adopción del Bitcoin por parte de El Salvador sigue siendo un tema de interés global, no solo por sus implicaciones económicas sino también por cómo redefine la relación entre la tecnología blockchain y los estados nacionales. A medida que el país continúa navegando por las aguas de las criptomonedas, el liderazgo de Bukele en este ámbito se mantiene firme, marcando un precedente en la historia económica y financiera mundial.