El país centroamericano de El Salvador, bajo el liderazgo del presidente Nayib Bukele, está viviendo una transformación sorprendente que va más allá de la seguridad pública. Según informa ElEconomista.es, la tasa de homicidios ha disminuido drásticamente, pasando de ser uno de los lugares más peligrosos del mundo a ser comparado con niveles similares a Canadá.
Bajo un estado de excepción controvertido, la mano dura de Bukele ha logrado reducir significativamente la criminalidad. Desde 106 homicidios por cada 100,000 habitantes en 2015, la tasa ha caído a 2.4 por cada 100,000 habitantes en 2023, según declaraciones del titular de la Policía Nacional Civil, Mauricio Arriaza Chicas. Aunque estas medidas han suscitado críticas por posibles violaciones de derechos humanos, el 90% de la población respalda a Bukele.
La reducción de la criminalidad ha tenido un impacto positivo en la economía de El Salvador. El turismo está en auge, la inversión extranjera está llegando y el desempleo está en niveles históricamente bajos. A pesar de los desafíos económicos derivados de la pandemia de COVID-19, se espera que el PIB crezca un 2.8% en 2023, según el Banco Mundial.
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El aumento del crecimiento económico se atribuye a la estabilidad generada por la caída en la criminalidad. JP Morgan incluso predice un crecimiento del 3.9% interanual y del 3.1% en 2023 y 2024, destacando la mejora en diversos sectores económicos.
Sin embargo, el uso del bitcoin, adoptado como moneda de curso legal, ha sido un punto oscuro en el mandato de Bukele. A pesar de la expansión promovida por el Gobierno, la adopción del bitcoin es limitada entre los salvadoreños. Solo el 20% de los usuarios sigue utilizando la aplicación oficial, Chivo, después de recibir una recompensa inicial.
A pesar de este desafío, las expectativas para el futuro de El Salvador son positivas. El Gobierno espera emitir el primer bono soberano respaldado por bitcoin en el primer trimestre de 2024. A medida que el país se encamina hacia las elecciones generales en febrero, el sólido respaldo público a Bukele y los brotes verdes en la economía podrían consolidar su liderazgo.
Fuente: ElEconomista.es
