El alud masivo ocurrido el 24 de mayo en la aldea de Yambali, Provincia de Enga, ha dejado más de 2,000 personas sepultadas y miles de desplazados en Papúa Nueva Guinea. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), junto con autoridades locales y la ONU, están movilizando recursos para enfrentar la crisis humanitaria.
El desastre, provocado por intensas lluvias, es uno de los más mortales en la historia reciente del país. Serhan Aktoprak, Jefe de Misión de la OIM en Papúa Nueva Guinea, destacó la magnitud de la tragedia y la rápida coordinación con entidades locales e internacionales para ayudar a los afectados.
Desafíos y esfuerzos de rescate
El alud, que ocurrió a las 3:00 a.m. hora local, enterró completamente la zona, incluyendo viviendas e infraestructura. Hasta el momento, solo seis cuerpos han sido recuperados, y más de 7,840 personas se han visto afectadas, incluyendo a las desplazadas y desaparecidas. La región sigue siendo peligrosa debido a los movimientos de tierra continuos y las rutas bloqueadas.
El acceso al agua potable se ha vuelto crítico, ya que la mayoría de las fuentes han quedado inaccesibles. Las autoridades temen que el agua subterránea contaminada agrave los riesgos sanitarios.
El colapso de un puente clave ha dificultado aún más la entrega de ayuda a las comunidades afectadas. El Centro Nacional de Desastres ha solicitado asistencia internacional urgente, enfocándose en alimentos, albergues, agua, saneamiento, higiene y apoyo logístico.
Las labores de recuperación y asistencia continúan, con un enfoque en atender las necesidades humanitarias más urgentes mientras se enfrenta una de las peores tragedias naturales en la historia reciente del país.