Beatriz Gasca, exiliada en Houston, Texas, es un testimonio vivo de la represión política en México bajo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, así como el de Claudia Sheinbaum, actual candidata presidencial oficialista.
Su historia, marcada por la entrega de apoyo a las madres de niñas desaparecidas, culminó en una acusación directa durante la conferencia de prensa matutina del presidente, poniendo en juego su seguridad y privacidad.
“Ese día no solo pisotearon mis derechos humanos, sino que además pasaron por alto la Ley de Protección de Datos Personales”, relata Gasca, cuya vida y libertad se vieron amenazadas por su activismo.
Originaria de Celaya, Guanajuato, Gasca se destacó en el ámbito empresarial, manejando una plantilla de más de 300,000 empleados. Sin embargo, su carrera y contribuciones fueron abruptamente oscurecidas por su etiquetación como financista de movimientos que el gobierno consideró subversivos.
Las repercusiones fueron devastadoras: “Ese fue el último día que pude alimentar a mi hijo, debido a que por el estrés se me fue la leche”, confiesa, reflejando el costo humano de su lucha.
La persecución alcanzó un clímax cuando Gasca fue acusada injustamente por Sheinbaum, siendo jefa de Gobierno de la ciudad de México, de complicidad en supuestos delitos de financiar la toma del edificio de la CNDH (Comisión Nacional de los Derechos Humanos), en un intento por desacreditar su apoyo a las madres de las víctimas, en septiembre de 2020.
Este tratamiento mediático buscaba minar la lucha feminista en México, tratando a sus protagonistas como criminales en lugar de activistas. A pesar de los desafíos, Gasca encontró en su exilio una nueva oportunidad para reinventarse y seguir luchando por los derechos humanos.
Xóchitl Gálvez, una esperanza
Su experiencia subraya la importancia de una prensa libre y un gobierno que respete las libertades civiles.
La llegada de Xóchitl Gálvez a la escena política ofrece una esperanza para Gasca y muchos otros que ven en ella una alternativa al autoritarismo creciente.
“La mejor victoria es vencer sin combatir”, una filosofía que Gálvez y Gasca comparten, buscando un cambio a través de la empatía y el liderazgo inclusivo.
Con su historia, Gasca no solo documenta su propia lucha, sino que también destaca la necesidad urgente de rescatar a México de la división y el autoritarismo.
La candidatura de Gálvez, respaldada por una coalición de partidos tradicionales, se perfila como un punto de inflexión crucial en el rescate de las libertades fundamentales en el país.
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